Supuesto de « La historia de Ana»

A continuación un corto relato y su posterior análisis furtivo sobre un supuesto lógico que explora las diversas aristas de una posibilidad fáctica, en el análisis al perfil psicológico de cada personaje de la historia. Hoy día, debido a la ascendencia de las nuevas tendencias en el mundo internauta se ha dejado en parte la promoción al ejercicio literario que haga mella en este tipo de estilos filosóficos. Henos aquí —Bactriana ejercitando, difundiendo y salvaguardando dicha cadencia, esperamos sea de su total agrado.

 Supuesto de « La historia de Ana»
Por Julio Ocón López



Esta es la historia de Ana. En esta historia hay cinco personajes: Ana, un barquero, un ermitaño, Pedro y Pablo.

Ana, Pedro y Pablo son amigos desde la infancia; se conocen desde hace mucho tiempo. Con anterioridad, Pablo ha querido casarse con Ana. Esta le ha rechazado porque estaba enamorada de Pedro.

Ana decide un día ir a ver a Pedro, al otro lado del río. Se acerca a la orilla y le pide al barquero que la lleve al otro lado. Este le pide a cambio una determinada cantidad de dinero. Ana le contesta que no tiene dinero. El barquero se niega entonces a llevarla, explicándole que éste es el único medio que tiene de ganarse la vida. Ana explica al barquero que necesita vitalmente el ir a ver a Pedro, de quien está enamorada, y le suplica que la lleve al otro lado. El barquero reflexiona y le propone llevarla al otro lado con la condición de que le dé a cambio la rosa que lleva actualmente en la espalda. Ana vacila.

Decide ir a consultar a un ermitaño que vive muy cerca. Le explica todo: su amor por Pedro, su deseo de ir a verle, el negocio del barquero, y le pide consejo. El ermitaño le responde: “Comprendo muy bien su situación. Sin embargo, dadas las circunstancias, no me parece útil darle consejos. Si quiere hablar conmigo sobre el tema, puedo escucharla y ayudarla a que tome una decisión por sí misma, pero yo personalmente no sé qué es lo mejor para usted.”

Ana vuelve a la orilla y decide aceptar el trato que le propone el barquero.

Pasa al otro lado del río y va a ver a Pedro. Pasa tres días y tres noches en su casa. Se siente muy feliz.

En la mañana del cuarto día, Pedro recibe un telegrama: le ofrecen un puesto de trabajo importante en el extranjero, puesto que desea desde hace mucho tiempo. Por consiguiente anuncia a Ana que debe partir inmediatamente y la abandona.

Ana se siente muy desgraciada. Se pasea muy triste por la orilla, y de pronto, por azar, se encuentra con Pablo: “¿Sabes?, cuando me pediste que me casara contigo, te rechacé porque no te amaba lo suficiente. Pero hoy pienso que podría quererte lo suficiente como para casarme contigo.” Pablo le responde: “Ya es demasiado tarde; no tengo ganas de quedarme con las sobras de otro.”


- Contestación al supuesto.
-Análisis de los elementos simbólicos.
->La barca: La barca o el barco suelen representar, al igual que la casa, el sistema o medio de vida con el que emparentar nuestras acciones. Son clásicos los dicho que hablan de esta como “ha perdido el norte” o “coger el timón”, normalmente referidos a una vida.
->La rosa: es el símbolo universal de la “cautela”. Algunos filósofos y escritores de otros tiempos firmaban sus cartas con una rosa dibujada y un “caute”, siendo ya clásico en fiestas como las de San Jorge (o Jordi) que se regale un libro y una rosa en el día del libro.
->El dinero: cualquier contrato como este, que es de “arrendamiento de servicios”, suele tener un arrendador y un arrendatario, o lo que es lo mismo, una parte activa y una parte pasiva de dichas formas, ya que el medio es pecuniario.

-Análisis del posible marco histórico para el que se desarrolla.
El oficio de barquero es un oficio tan antiguo como la historia fluvial de Andalucía y el resto de España, las condiciones socio-económicas y el desarrollo tecnológico de dichas hacen pensar que esta historia está situada al menos un siglo atrás en el tiempo, ya entre las clases medias y bajas el imperativo de la “cuarta revolución industrial” o la “Era digital” han borrado los pagos en especie o, sin ir más lejos, la exención de facturar para aquellas personas que, suponiendo que el barquero sea un autónomo, estén acogidas al modelo 303 de IVA. Pagando, como es el barquero, por otros modelos y en tiempos de crisis te puede salir como dice el dicho “la torta un pan”, como es por ejemplo por el modelo 310.

Argumentado esto, creo, sin lugar a dudas que estamos en un periodo de tiempo anterior a la fiscalidad progresiva a la que se ampara la vigente Constitución Española, pasando a ser la barca, un medio de auto-explotación como podría ser el sentarse a un ordenador y escribir esto en Internet para que haya beneficio mutuo. Diciendo esto, creo que su forma de tratar el negocio es una “empresa civil” de las recogidas en el Código Civil, y por lo tanto exentas de la normativa del Código de Comercio y la normativa mercantil a excepción de los preceptos que se tengan que aplicar por analogía o laguna legal. Por lo tanto, sería un supuesto decimonónico y un negocio simbólico.

-Análisis y psicología de los personajes.
->Ana:
Las normas estrictas de moral y de ética de épocas pretéritas veían una ventaja, en lo referido a la salud mental, el hecho de que la mujer se casara lo antes posible para salvaguardar su honorabilidad, ya que se asocia a la mujer con la experiencia y al hombre con la norma. Todo esto es contrario a lo que se estila hoy día, ya que el índice de parejas separadas por el motivo que sea, divorciadas y parejas de hecho que no han sido ni tan siquiera casadas por lo civil es más amplio. Por lo tanto, si acudimos a las estadísticas, el supuesto de sugerencia de boda de Ana a Pablo, fuera de un ámbito religioso netamente “capitalista” estaría fuera de lugar, ya que con su comportamiento con el barquero y Pedro ha demostrado que no es cristiana, musulmana (cosa improbable) o judía (cosa aún más improbable), ya que recordemos el imperativo moral de las religiones abrahámicas de “no codiciarás los bienes ajenos” o “no desearás a la mujer del prójimo”.

En cuanto a su ética y psicología creo conveniente señalar lo pronunciado de su “líbido” o “pulsión sexual”, ya que ante Pedro no lo ha dudado y se ha dejado de artificios de cualquier clase, le gustaba y no sentía asco, como con Pedro. El hecho de que le haya dejado su pretendiente (o al que le pretendía) por un trabajo, recalca el imperativo ético y moral de esta “sociedad”, de la cual analizaré más adelante, pero que como nota principal dejan a Pedro por poco decidido y como alguien más del vulgo. Aventurándome en las corrientes del psicoanálisis, su “triste padecimiento”, puede ir desde una “melancolía” (catalogada como enfermedad en el DSM 5) a una “Depresión” por su cansancio o falta de energía, irritabilidad o bajón, gran apetito, inutilidad, odio a si misma o culpa, inactividad o retraimiento, y así algunos que otros que habría que verlos cómo se desarrollan en el tiempo, ya que cae en la falacia de las “distorsiones cognitivas” con cosas como “todo” o “nada” en referencia a Pedro.

Su mente podría estar en una comprensión defectuosa de la realidad y plagada de “interrupciones a la claridad mental” como: la enfermedad, el estancamiento mental, las dudas, la imprevisión, la fatiga, el exceso de complacencia, las ilusiones sobre el verdadero estado mental de uno mismo, la falta de perseverancia y la regresión (en este caso a formas pasadas).

->El barquero:
El barquero tiene una pos un tanto cínica en cuanto a filosofía, ya que este es de los que, al igual que se dice de los catalanes en círculos de dudosa claridad, “está apegado a la pela”. No es cauteloso en su negocio, pero reclama cautela a los demás, y no es que hasta el momento no le haya analizado por la vía objetiva de la razón. Para comprender el defecto del barquero no hay que verlo desde el punto ontológico de el “ser”, como diría un filósofo, sino ahondarnos en las formas del “no ser” o aquello que no es claramente percibido, como es el caso de la “vacuidad” del concepto de flor, que ahondando en él nos da la posibilidad de analizar que la líbido que representa su río ha sepultado el ánimo de la protagonista al ser el canje por su ánimo una trampa al más puro estilo budista. Por lo tanto, el barquero sería una alegoría de la misma Ana y su atracción o dualidad por Pedro en el caso de la falta de dinero.

Puede que quede fuera de lugar, pero un buen maestro budista le hubiera dicho algo así como que cruzara a nado el río o se hubiera decidido a llevarla de su bolsillo como en la canción infantil de “Al pasar la barca”. Mejor enseñanza que “las niñas bonitas no pagan dinero” no hay en este caso, y es bueno conservar una pizca de espíritu infantil y altruista en cualquier tipo de negocio.

->El ermitaño:
Supongamos que el ermitaño, como es España y hemos citado a los protagonistas siglos atrás, es uno cristiano. Tener en cuenta la “mente” y el “alma” de la protagonista es hasta sano, para ello tenemos que descartar las tesis de psicología “conductualistas”, ya que eso no hubiera hecho posible ningún tipo de análisis de estos dos factores, al ser considerados como “irracionales”.

En tesis idealistas y materialistas, el ermitaño niega el auxilio a la protagonista Ana debido a que es inútil dárselos si sigues el principio ético y moral de occidente de que “todo fluye”. Una forma alternativa de tratar el asunto hubiera sido echar a la mujer de su lado, ya que la verdadera negación no proviene de la melodía de nuestras palabras, sino en la salida de las ilusiones que estas general. Ana está en una ilusión de las pasiones y no se da cuenta de que su cartera y equilibrio mental y psicológico peligra, por lo tanto, un buen susto para que se espabile y salga de las ilusiones puede ser poco ortodoxo y occidental, e incluso puede que te genere enemigos, pero hará, si lo ejecuta bien, que salga de su disyuntiva o al menos hará que Pablo y Pedro le presten más atención al ser una injusticia que no tiene nada que ver con ellos.

Verbigracia, si la figura del barquero es la figura del cinismo, la figura del ermitaño es la de la guía judeo-cristiana y greco-romana, tan utilizada en ámbitos como la salud mental a la hora de calificar padecimientos psicológicos o lo que llaman “etiquetas”.

->Pedro:
Este personaje, amante de Ana, podría ser el clásico joven sin trabajo, a mitad de camino entre la indigencia emocional y la moral de clase media de su generación. Incapaz de emprender por falta de iniciativa o medios y a veces por falta de experiencia (o temor) o cultura. Este como todos los que comprenden la etapa reproductiva de hoy día, se anclan en su mayoría, por educación, en las ramas ideológicas de izquierdas. Tanto hoy como hace siglos, un asalariado no es un burgués que se rija por los conceptos de tierra, trabajo y capital, sino más bien por los conceptos de “fuerza de trabajo” y “plus valía”, habiendo una especial relación con el medio de trabajo, más que marxista, colectivista o socialista, cercana a la relación que Heidegger tiene con el trabajo. Recordemos que no puede haber una relación “neoliberal” de trabajo, porque este no se auto-explota, como en el sexo, sino que le dedica a cada cosa su tiempo.

Por ejemplo, no puede ser cristiano o creyente de ninguna clase, debido a que no tiene “mente como abstracto”, sino más bien una relación nula con ella, es solo cerebro, meramente empirista, ya que no se ve ninguna clase de ética conductualista moderna en él.

Es una relación de Eros, puramente filosófica lo que le recomendaría si fuese mi amigo y que se llevara a su chica consigo, que para algo son pareja.

->Pablo:
Así de últimas, parece que pablo es un igual a Pedro en muchos casos, por el hecho de ser amigo, pero en él podemos ver un grado de resentimiento pseudo-moralista que puede ser confundido con inteligencia, pero que yo identifico con la razón. Si lo tomamos desde el punto de vista “la facultad de discurrir”, tenemos que Pablo es la extensión del barquero, ya que es “A = B; B # C * A”, siendo que “A” es Ana, “B” es el barquero, y “C” (que es la proposición de la sentencia final) es Pablo y Pedro.

Por lo tanto, podemos tener aquí un suceso de carácter, desde mi punto de vista, “neurótico”, el cual solo faltaría que se confirmara con hechos posteriores. Como salida final recomendaría el intentar olvidar la experiencia dejando pasar el tiempo e yendo a especialistas en la materia de la psicología y la psiquiatría. Además pediría un estudio más concienzudo de las posibilidades económicas que tienen ambos y promovería que intentaran cierta vida de pareja o bien con Pablo o bien con Pedro, ya que no voy a ser tan mal pensado de saltarme el propio “principio odioso” que debe de regir cada mente o que es imposible que alguien desde el exterior a ti diga la verdad en temas que son netamente tuyos o que te influya de algún modo en la psique, ya que es altamente irracional.


-Conclusión de la historia.

A grandes rasgos se puede notar lo que muchas de las feministas que circundan por las redes sociales identifican con el patriarcado, que según manifiestos como el de FEMEN pueden estar presentes en la religión, el Estado o la industria del sexo. El Estado ha quitado al amante de Ana de en medio, la religión lo ha permitido y la industria del sexo, por todas las actividades del relato, han conseguido que la historia de Ana no tenga final feliz.

Utilizando términos budistas o netamente hindúes intervendría desde el “Dharma” (se podría entender por “ley moral a secas”) y el “Karma” (lo que comúnmente se entiende como acción-reacción). Además, propondría una mayor flexibilidad de horarios, para parejas jóvenes con el fin de que puedan tener hijos y no tengan que “esconderse detrás de un arbusto” por algo que nace literalmente de ellos, ya que esto ya se aplica en otros países y es una inversión a largo plazo en todo tipo de factores de la teoría económica clásica, aparte de ser un ahorro cuantitativo a la hora de pagar, por ejemplo, las horas extra (extraordinarias o no) de Pedro, amén de “dietas”, otros “gastos de transporte” y “de alojamiento” entre países. Por supuesto, que a nivel personal el “IRPF” no se lo ha pensado mucho, ya que no se hace por los porcentajes habituales si es que se ha hecho este contrato en España tanto a países comunitarios como extra-comunitarios. También miraría la duración del contrato, ya que estar en otro país puede hacer que te expulsen explícitamente o implícitamente del trabajo por bajo rendimiento, que ya sí que es verdad que eso habría que acudir al “Estatuto de los trabajadores” y negociarlo.

No siempre funciona el típico y clásico “ánimo y al toro!” y, apuesto a que se pueden sacar muchas cosas más.

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